Teresa Izquierdo
Nace en 1934 en la ciudad de Lima, Perú. Proveniente de una familia de esfuerzo y raíces africanas. Su madre fue quien le inculcó los saberes de la cocina en cada momento. Desde muy pequeña a los 8 años empieza con sencillas preparaciones en donde destaca sus primeros dulces y guisados. Partió trabajando para la aristocracia, quienes halagaban su generosa cocina, poco a poco descubría que su verdadera pasión estaba en los fuegos de la comida criolla. (Si ella misma decía que su tono de piel era gracias al calor de los fogones y las ollas)
Llega 1978, y con todo su esfuerzo y el apoyo de su familia, logra abrir su propio restaurante llamado “El rincón que no conoces” el punto de encuentro de la cocina criolla. Al principio partió con pocas mesas, y para remate atendía, cocinaba y cobraba. Iba pasando el tiempo y se fueron extendiendo los rumores de este lugar y su carismática cocinera. Al cabo de pocos años, el lugar se llenaba de clientes, el local crecía y famosas autoridades se dejaban rendir ante los manjares de Doña Teresa. Incrementaba su fama haciendo simplemente lo que hacía todos los días: cocinar con amor. Llegó a escribir libros y salir en televisión mostrando sus conocidas recetas. Sus años de carrera fueron recompensados por varios reconocimientos y premios entregados por el estado peruano.
En los años 2008 y 2009, participó como jurado del Festival Gastronómico "Sabores de Cañete", organizado por el Centro de Formación CONDORAY.
Falleció el 27 de julio de 2011, a causa de una obstrucción intestinal, por lo que anteriormente había sido sometida hasta a tres operaciones. Sus restos fueron velados en el Museo de la Nación y sepultados en el cementerio los Jardines de la Paz del Distrito de La Molina.
Algunos de su platillos
Nace en 1934 en la ciudad de Lima, Perú. Proveniente de una familia de esfuerzo y raíces africanas. Su madre fue quien le inculcó los saberes de la cocina en cada momento. Desde muy pequeña a los 8 años empieza con sencillas preparaciones en donde destaca sus primeros dulces y guisados. Partió trabajando para la aristocracia, quienes halagaban su generosa cocina, poco a poco descubría que su verdadera pasión estaba en los fuegos de la comida criolla. (Si ella misma decía que su tono de piel era gracias al calor de los fogones y las ollas)
Algunos de su platillos
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